Recuerdo que estudiaba en el seminario de Logroño, y coincidió una de aquellas gripes que te deja postrado en la cama hecho un guiñapo. En el colegio había unos cuantos compañeros que ya eran, a aquellas tempranas edades, aficionados a la literatura.
Y estoy hablando de 1º de BUP, o sea unos 14 añitos. Dialogaban sobre Hemingway, Gabo, Vargas Llosa o Delibes con la inocencia e inconsciencia que hoy lo hacen sobre Sergio Ramos, o sobre el último retrasado mental que apareció en Sálvame. Otros tiempos, otros niños.
Lo cierto es, que uno de aquellos compañeros me dejó un libro grueso, de un tal Gabriel García Márquez: Cien Años de Soledad, que a mí , acostumbrado a lecturas, más.... bélicas, en principio por el título me pareció un ladrillo. Pero ya se sabe, en esas edades el grupo tira mucho, y no era cuestión de quedar como el bruto que no leía literatura "seria". Así que me puse con él.
Y debo decir que desde aquellas 8 primeras palabras "Muchos años después frente al pelotón de fusilamiento....." quedé totalmente enganchado. Adicto sería el término adecuado. Hipnotizado, quizás. Leí aquel libro en dos días. Como estaba postrado en la cama, solo dejaba de leer para comer y dormir. Luego vinieron El Coronel no tiene quien le escriba, Diario de un Naúfrago, y casi todas las obras del gran Gabo, pero lo grande de ese libro, es que desde entonces siempre he estado buscando libros como ese, textos que provocaran en mí el placer intelectual que provocó aquella maravillosa obra. Algunas veces, pocas los he encontrado, El Perfume, El Nombre de la rosa, Trópico de Cancer, Novelas Ejemplares, otras a medias, otras no, pero en esa búsqueda está el placer de la lectura.
Así que hoy rindo homenaje al escritor, a la persona, que me introdujo en el mundo de la lectura, el que me abrió las puertas a uno de los placeres que hoy llenan mi vida.
Descanse en Paz.
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